Uno de los postres ESPAÑOLES tradicionales son los buñuelos,
Típicos de el día de todos los Santos y de las fiestas de Pascua.
Estos son sin relleno, de la manera más clásica y sencilla.
De cualquier manera, con o sin relleno son una delicia que a todos gustan.
El porque de su nombre se comprende en cuanto los echamos al aceite caliente, al duplicar su volumen queda una masa casi hueca que nos permite rellenarlos de los que más nos guste.
Crema pastelera tradicional o del sabor escogido, nata montada, chocolate....
Estos míos como hacía tiempo que no los preparaba quedaron un poco grandes y al tenerse que hacer bien por dentro quedaron tostaditos por fuera pero maravillosos.
Vamos con ellos, ya vereis que fáciles que son.
INGREDIENTES:
- 250 ml de leche ,da igual el tipo que sea.
- 125 gramos de harina normal.
- 4 huevos M
- 1/2 ramita de canela.
- Cascara de un limón.
- 90 gramos de mantequilla.
- Sal
- 80 gramos de azúcar blanquilla
- Aceite de girasol para freír
ELABORACIÓN:
Comenzamos calentando la leche sin dejarla hervir junto con la canela y la cáscara del limón.
Se deja infusionar unos minutos.
Colamos la leche y volvemos a ponerla en la olla.
Echamos la mantequilla y damos vueltas a la cuchara hasta que se derrita.
Incorporamos la harina de golpe, no hace falta tamizarla y removemos con la cuchara de manera hasta que se haga una masa que irá despegándose de las paredes.
Y formará una bola que se despegará del fondo y las paredes, como vemos.
Hay que dejarla a fuego bajo para que no se peque pero que al mismo tiempo se cueza la masa unos minutos y se le vaya el sabor a harina.
Dejamos templar la masa añadimos los huevos de uno en uno, mezclando o con una cuchara de palo, varillas manuales o eléctricas.
Se pueden añadir batidos como para tortilla o sin batir.
Con los huevos de talla M la masa queda perfecta, si ponéis un talla superior habrá que poner tres huevos o tres y medio, según nos lo pida.
Nos damos cuenta cuando en el último huevo la masa va formando un pico, la masa no es espesa del todo.
Una vez tengamos la masa hecha, ponemos aceite en una sartén, olla o cazo.
Por lo menos cuatro dedos, así se freirán bien y podrán darse la vuelta sin agarrarse al fondo.
Podemos poner la masa en una manga pastelera, no hace falta ponerle boquilla, solo cortarle la punta e ir echando a pocos, tened en cuenta que duplican e incluso triplican el volumen.
Yo los he hecho de la manera tradicional, con dos cucharas.
Cogemos con una una porción pequeña de masa, con la otra le damos un poco de forma redonda y echamos en el aceite caliente con cuidado.
No friáis mucha cantidad de golpe, rebajará el nivel de calor del aceite y se pegarán unos a otros.Vemos que conforme se frían se van dando la vuelta ellos solos y si no es así con las cucharas o una rasera se la dais vosotros hasta que hayan doblado el volumen y queden dorados.
En un plato horno ponemos azúcar y si nos gusta algo de canela y aún calientes los pasamos por ella para que queden bien embadurnados.
Ya los tenemos listos para pasar a una fuente de servir o para rellenarlos a nuestro gusto.
Y aquí los tenéis , han salido un poco grandecitos, por eso como he dicho más arriba se han dorado un poco demás para que el interior quedase hecho, pero son una locura lo ricos que están.
UMMMMMMMMMM que buena pinta. Te quedaron genial¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarHola guapa, son unos de los dulces más típicos y ricos de nuestra repostería, yo también tengo esta receta en el Blog. Te han quedado muy bien, redonditos y dorados. Besos
ResponderEliminarTe han quedado increíbles ¡y qué montón has preparado! Yo los hice una vez, hace unos años, antes de tener el blog, así que no tengo fotos para publicarlos. Tengo que repetirlos y espero que me queden la mitad de bien que a ti
ResponderEliminarBesos mil!