Llega el mes de Abril y un nuevo desafío que nos ha propuesto Carolina López Rodriguez, un desafío en toda regla con una tarta digna de la mejor fiesta o del mejor capricho. La tarta Opera.
Aunque no la he hecho de forma tradicional porque hacer una tarta que luego no vaya a satisfacer el gusto de todos no es lo que más te motiva, si que la he hecho como nos gusta en casa, pero siempre que parezca una tarta Opera y que su cobertura exterior fuese de chocolate espejo, vamos que te puedas reflejar en él, o por lo menos intentarlo.
Las capas que nos pedían en el desafío están conseguidas y la cobertura espejo que por cierto ha sido todo un acierto y sin complicarme ha resultado preciosa, brillante y riquísima.
Los desafíos de mis compañeras os dejarán con la boca abierta y como siempre digo si entráis en el blog del grupo tendréis una master class ya que cada uno aporta su experiencia y nos da sus consejos para que elaboremos una tarta riquísima y con rellenos que os sorprenderán.
Pinchad en la foto y os llevará a nuestro blog, espero que os guste tanto como a nosotros.
Mi tarta no es la original ni mucho menos pero no os complicará si no tenéis mucho tiempo y agradará a todos los comensales.
Bizcocho de chocolate:
- 4 huevos M
- 100 gramos de azúcar.
- 100 gramos de harina de repostería.
- 2 cucharadas soperas de cacao, el que usamos para hacer chocolate a la taza.
- Una cucharada sopera de almendra molida.
Batimos los huevos con el azúcar hasta que doble el volumen.
Mezclamos la harina con el cacao y añadimos a los huevos y el azúcar.
Por último le mezclamos la cucharada de almendra molida.
Precalentamos el horno a 180 grados.
En una bandeja con papel de horno echamos la masa dejándola uniforme para que no queden unos lados más voluminosos que otros.
Una vez echada la masa dadle unos golpecitos a la bandeja en la encimera de la cocina, así ayudaremos a que se nivele.
Horneamos durante 12- 15 minutos, en cuanto el palillo salga limpio está lista.
Sacamos del horno y todavía caliente le damos la vuelta en un paño o en otro papel de horno.
Así conseguiremos que no quede pegada al papel y la podamos cortar con tranquilidad y sin que se rompa.
Partimos el bizcocho en cuatro que serán las capas que obtendremos.
Almibar:
- 100 gramos de agua
- 100 gramos de azúcar.
En la original lleva café, si lo deseamos en vez de todo agua haremos un café en nuestra cafetera según nos guste y quitaremos la cantidad de agua que añadamos de café.
Con esta mezcla o con el almibar normal empaparemos los trozos de bizcocho que tendremos encima de sus papeles de horno, así cuando los tengamos empapados los podemos apilar sin que nos peguen unos a otros.
Ahora le toca el turno a la crema pastelera:
- Medio litro de leche.
- 4 huevos M
- 45 gramos de maicena.
- 75 gramos de azúcar.
- Media cucharada de café vainilla líquida.
- La piel de un limón.
- 25 gramos de mantequilla.
Calentamos la leche y dejamos que la piel de limón aporte su gusto.
Apagamos el fuego y dejamos que enfríe.
Batimos los huevos junto con el azúcar, la maicena y la vainilla líquida.
Mezclamos con un poco de leche y agregamos la mezcla al resto en el cazo.
A fuego moderado dejamos sin parar de remover que espese.
Lo importante es hacer una crema pastelera un poco más espesa de lo normal para que el relleno se mantenga firme al montar la tarta.
Le añadimos al final la mantequilla a temperatura ambiente mezclándolo hasta que se integre bien en ella.
Montamos la tarta:
Echamos para más comodidad la crema pastelera en una manga pastelera con una boquilla que no ha de tener una forma determinada, es solo para que cubramos todo con la misma cantidad y grosor.
Ponemos de base una plancha de bizcocho y cubrimos de crema pastelera con la manga, haciendo zig zag hasta rellenarla por completo.
Encima de esta crema ponemos otra plancha de bizcocho y así sucesivamente hasta acabar con una plancha de bizcocho como se ve en las fotos.
Ahora da igual que queden las puntas y los lados desiguales o más cortados, cuando hayamos montado ya lo igualaremos.
Para que nos sea más fácil recortar los lados meteremos montada la tarta en el congelador y la tendremos sobre hora y media, hasta que llegue casi al punto de congelado pero que nos permita el igualarla con un cuchillo grande y liso.
Lo haremos mejor si lo mojamos con agua caliente.
Una vez recortada la volveremos a meter en el congelador y haremos la cobertura espejo de chocolate.
PARA LA COBERTURA ESPEJO DE CHOCOLATE:
- 50 ml de agua mineral.
- 80 ml de nata con una proporción de 35 % de grasa, yo la he comprado en el lidl, la de Mercadona me han dicho que no vale.
- 125 gramos de azúcar.
- 75 gramos de chocolate valor postres, en barra, no el de polvo.
- 12 gramos de gelatina, colas de pescado. Cuidado que son gramos, dependiendo de la marca serán de un peso o de otro, yo he usado las del lidl.
Calentamos en un cazo la nata, el agua, el azúcar y el chocolate hasta que se derrita y mezclamos con unas varillas, cuidado que no se nos queme y se agarre al cazo.
Ponemos las hojas de gelatina en agua muy fría para que se hidraten.
Una vez tengamos la mezcla de chocolate con el resto de ingredientes que hemos dejado pasar de los 100 grados le añadimos la hojas de gelatina hidratadas y bien escurridas con la mano.
Sin dejar de batir con las varillas mezclamos hasta que todo quede bien integrado.
Con la tarta bien fría de la nevera, si la hemos tenido en el congelador la sacaremos unos diez minutos antes
le echamos por encima la cobertura de chocolate por encima. Ha de estar tibia, unos 35 grados para que la gelatina no cuaje del todo y vaya quedando una buena capa por la tarta.
Para no desperdiciar ni un poquito pondremos la tarta encima de una rejilla y esta encima de un plato hondo o fuente para que lo que caiga quede en el plato y podamos volverlo a echar por encima si fuese necesario.
Id echando la cobertura desde el centro así se irá repartiendo por toda y si es necesario nos ayudaremos de una espátula, pero cuanto menos toquemos la cobertura mucho mejor.
Ya solo queda volver a meter en la nevera y al rato sacar y acabar de igualar para que al servirla se vean las capas si así lo deseamos de la tarta.
O bien dejar los lados cubiertos de la cobertura que por cierto está riquísima.