Estos son mis brotes de soja caseros, listos para comer.
Fáciles de hacer, geminados por nosotros mismos, y lo más importante, baratos.
No hace falta comprar ninguna germinadora, con unos sencillos botes de plástico con rejilla en el fondo y unas semillas de lo que queráis germinar en unos días los tenéis preparados para comer.
Buscando un poquito en San Google es fácil encontrar información sobre la cantidad de propiedades que tienen los brotes de cualquier tipo.
Cuando un grano de cualquier cereal o leguminosa cuenta con agua, oxigeno y calor suficiente, germina.
Aprovechemos ahora que es verano para empezar a aprender a cultivarlos.
Los brotes presentan un valor similar al de las frutas y verduras, ya que contienen una gran cantidad de vitaminas, como la A, B, C, E y K, minerales, enzimas y son ricos en antioxidantes.
Vamos a hacerlos de una manera sencilla y económica.
También os diré como envasarlos, sin cocinarlos de manera que no pierdan ninguna de sus propiedades y con un sabor infinitamente mayor al que soléis comprar en los supermercados.
La suelo comprar en una tienda de dietética y herboristería de unos amigos, aquí en Alicante.
Ellos están en la calle Capitan Hernandez Mira, número 10 y os aseguro que os consiguen lo que pidáis.
Estas tiendas nos proporcionan semillas, hiervas, especias, etc... Son productos ecológicos y a un precio mucho menor que en una gran superficie.
Como veis la bolsa de soja da para mucho, ya he hecho varias veces y no he llegado todavía a la mitad de la bolsa, por lo que resulta rentable.
El precio de los botes, 1.20 euros. El precio de una germinadora, muchisimo más cara.
La rejilla deja que el agua sobrante caiga al fondo y que no estén encharcadas las semillas, así evitamos que se pudran.
Si encontráis un bote con la rejilla más fina, todavía mejor, yo me apaño bien con estos.
Ahora os explico el truco para que no caiga la semilla bajo, ya que el agujero es grande.
Veis, he recortado papel de hornear al mismo tamaño que la rejilla, y mojada en agua, por lo que resulta más flexible y porosa.
De esta manera no caen las semillas bajo.
Las semillas han de ponerse a remojo unas horas, como cualquier legumbre, para ayudar a que germinen antes.
Yo las he tenido toda la noche.
Después de tenerlas a remojo, las he enjuagado y las he repartido en los botes, como veis la cáscara verde ya ha empezado a abrirse.
Ha empezado el proceso de germinado.
Se les espolvorea con agua el interior y se tapan , pero no del todo, dejar que entre un poco de aire, que se oxigenen, y guardarlas en un armario que no dé la luz.
Crecen mucho más rápido.
Hay que rociarlas de agua tres veces al día, volcar un poquito el bote, quitar el agua sobrante y rociarlas de nuevo con agua limpia.
Volverlas a guardar, es lo único que necesitan, un minuto tres veces al día.
¿No es mucho, verdad?
Ya veis a la mañana siguiente ya están germinando.
Este es el segundo día.
Algunas han sobrepasado el bote, sobre unos seis centímetros o siete.
Como veis en su interior conservan el calor y la humedad, lo que hace que crezcan muy rápido.
Cuando ya están así de altos, ya los podéis comer crudos.
Si los cogéis por en medio y los sacudís un poquito, la cascara verde caerá sin ningún problema.
Los podéis conservar perfectamente envueltos en un paño en la nevera, o bien embasarlos como os indico a continuación, de una manera muy sencilla y rápida.
Ingredientes:
- Los brotes de soja.
- Vinagre de manzana, el de vino queda excesivamente fuerte.
- Sal.
- Azúcar.
- Pimienta.
- Jengibre en polvo.
Preparación:
Poner en un cazo una parte de vinagre por dos de agua, añadir sal y azúcar.
Probar para que veáis el gusto que va teniendo.
Todo esto es mejor hacerlo a ojo, e ir le añadiendo las cantidades según vayamos probando.
Añadirle un poquito de pimienta en polvo y un poco de jengibre, no lleguéis a la cucharadita , probar primero.
Tened cuidado, el jengibre tiene un gusto fuerte que luego se refuerza al rato, es mejor quedarse corto.
Calentar esta preparación al fuego sin que hierva, lo apartáis y añadís los brotes de soja, enjuagados.
Dejar dentro de la preparación hasta que enfríe.
Esto es todo lo que se van a calentar los brotes, justo el calor que les dé la preparación anterior.
Tened en cuenta que no queremos que se calienten en exceso, ya que pierden propiedades con ello.
Una vez frío quedaran crujientes y con un sabor exquisito.
Y como todas las nuevas preparaciones, la segunda vez todavía le pillareis más el punto o le podréis añadir las especias que más os gusten.
Yo por ahora he probado con estas, pero las variaciones son infinitas.
Luego llenar los tarros con los brotes y rellenar con el líquido hasta que quedé completo el tarro.
No los he hervido, prefiero hacer más a menudo a quitar con los hervidos propiedades a los brotes.
Espero que os animeis a hacerlo y ya me contareis.